-Ser amable y sonriente. -Capaz de actuar de la forma más correcta incluyendo momentos de bullicio y prisas.

-Recomendar al cliente sobre el menú según sus deseos.

-Ser proactivo y ágil, siendo camarero cada segundo de tu tiempo cuenta muchísimo, hay que saber organizarlo, como por ejemplo: procurar dar las menos vueltas posibles, aprovechar cada paso.

-Saber vender, esto es muy importante para saber un buen camarero. No hay que servir solamente, hay que saber vender tanto las bebidas como las comidas.

-Conocimiento de vinos. Si tu cliente es un apasionado del vino, comprará la botella que tú le recomiendes.

-Ser muy observador y a la vez tener mucha paciencia, ser educado y respetuoso.

-Conocimiento del protocolo para servir las mesas.

-Experiencia a la hora de preparar cuentas y cobrarlas, ya sea en efectivo o mediante la TPV.

-La empresa se trataba de una agencia de empleo para jóvenes en Londres, la cual me dio la oportunidad de trabajar en los hoteles más exclusivos y lujosos en pleno centro de Londres.

-La puntualidad, una buena presencia, buenos modales y coordinación entre los camareros eran requisitos imprescindibles para conservar ese trabajo.

-Cada paso estaba medido, como ya he dicho la presencia (en todos los ámbitos) era fundamental. Servíamos los comensales a la vez, siguiendo un protocolo minucioso.

-Habilidad para mantener la sala en perfectas condiciones y ofrecer un servicio exquisito incluso en momentos de presión.

-Capacidad para resolver los inconvenientes que le surgen al cliente de una forma simpática y paciente.